[outras reflexões e materiais] a los compañeros del movimientos social

UNA DE LAS GRANDES CARENCIAS DEL MOVIMIENTO SOCIAL… EN ESTA OCASIÓN, EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Es sabido que el movimiento social se caracteriza por su activismo y su sensibilidad contra las formas de opresión y dominación. La conciencia es la que ayuda a caminar y a que unx se sienta distinguidx de lxs individuxs individualistas, de lxs alienadxs, de lxs que no están organizadxs.

Desde el movimiento se hacen marchas, eventos, volanteos… todxs a una, compañeras y compañeros, luchando codo a codo contra la opresión. Contra la represión policial y militar, contra el terrorismo de Estado, contra el despojo de tierras, contra el desastre ambiental, la militarización, contra las muertes que causa el petróleo… Se exige a viva voz la libertad de lxs presxs políticxs, incluso se grita que caigan los muros de las prisiones, presxs a la calle! Todo eso y más, codo a codo. Por la justicia, porque los amos del mundo se enteren que así no son las cosas, que seguimos inconformes y en pie de lucha, que son genocidas. Que las calles son nuestras, que el pueblo se organiza.
Levantamos la voz contra el opresor represor, vendido y vestido de policía, de militar o de político.

Pero sí, como en todo hay muchos peros… y nosotras vamos a centrarnos en uno. Queremos insistir en la carencia del compromiso y la presencia masculina en algunos temas sociales. Esa presencia que está en todas partes, que no quiere perderse una, que no ve un espacio donde no tenga cabida, una conversación donde no pueda meter la nariz. Pareciera así, pero no! No están aquí! No están gritando con nosotras…! Hay asuntos que son de mujeres y claro que los compañeros del movimiento para nada están de acuerdo con que el lugar de la mujer está en la cocina y sus múltiples distracciones ocupacionales sean las distintas formas de limpieza. No, eso ya está superado. Algunos hasta se atreven y hacen ese tipo de tareas. Pero eso sí, la lucha por la despenalización del aborto es cosa de mujeres, la lucha contra los feminicidios es cosa de mujeres. Ellos no aparecen. A veces… cae uno, en alguna acción de denuncia caen hasta 3 o 4 a acompañarnos…

Bien, esta es nuestra visión y tras esta introducción, pasamos a decirles:

Compañeros, queremos reacción. Queremos que se organicen y demuestren que son eso, compañeros.

Y lo queremos desde un compromiso antisexista en nuestros espacios políticos y eso va desde su propia lucha contra el patriarcado y la revisión de sus privilegios hasta alzar la voz exigiendo justicia, fin a la violencia de género, no más muertas por el hecho de ser mujeres, no más feminicidios, no más mujeres como botín de guerra, no más agresiones fuera ni dentro del movimiento social. Y no lo querríamos desde una postura de “si no lo hacemos, las compañeras se van a cansar… me voy a quedar atrás…”, lo queremos desde una revolución interior.

Mientras que ustedes, compañeros, no demuestren un trabajo, un compromiso en todo esto, se nos hace imposible no verlos como opresores. Quizá esto les suene duro, no lo es tanto o sí lo es, es lo que es, es lo real. Pensamos que quien no luche contra el patriarcado, se convierte en cómplice.

Esto no es una guerra, no es una ofensiva, no es nada nuevo.
Es una exigencia de asumir responsabilidades.
Es un “sí, es a ti que te estamos hablando. Esto va contigo”.
Es una crítica que pretende construcción.
Es una llamada de atención.
Es una medida de prevención para futuras situaciones.
Mientras que los compañeros no demuestren compromiso, seguiremos pensando que es una postura privilegiada y cobarde. Cobarde por miedo a tener que renunciar a todos esos privilegios que le fueron concedidos, cobarde por miedo a ser señalado. Sabemos que no es un “no me doy cuenta”, sino que es un “no me importa”, “me da pereza”, “es más fácil seguir así, total, el sistema me hace impune…”

Y nosotras, necias, seguimos preguntándonos:
¿Cómo pueden no mover un dedo ante la opresión a la mujer?
¿Ante el temor de caminar en las noches por algunas zonas de esta ciudad si no es que en todas?
¿Ante la cantidad de agresiones verbales en las calles, sean las 12 del día como las 12 de la noche?
¿Ante las agresiones verbales, físicas y psicológicas en las calles, en la casa y dentro del movimiento?
¿Cómo pueden no comprometerse ante la cantidad de feminicidios?

Estamos tristes, sonrientes, pero tristes. Fuertes, pero tristes. Con la cabeza alta, pero tristes. Nosotras estamos fuertes y organizadas, cada vez más.

Y no nos vale haber opinado dos veces, haber acompañado rara vez. No vale desviar la mirada.
No nos basta con que nos digan: “soy respetuoso, no agredo, no soy un opresor”. Viendo lo que vemos, viviendo lo que vivimos, en las calles, en nuestras casas, en nuestros espacios… estamos en la postura de creerles opresores y cómplices hasta que demuestren lo contrario. Hasta que haya una revisión real. ¿No nos agredes? ¿Cuál es tu compromiso? ¿Cómo es tu lenguaje? ¿Te crees superior o juegas a serlo? ¿Sueltas la herramienta? ¿Tienes paciencia si acaso la soltaste?

Si me siento agredida, me estás agrediendo. Si tu lenguaje me agrede, si tus actos me agreden, ¿no te gustaría cambiarlos? ¿no te parece razón de peso para hacerlo?

Esto no es un grito de auxilio, no es una petición para que estén ahí simplemente por estarlo, es más hay veces que ni siquiera están invitados y pedimos respeto a nuestra necesidad de espacios exclusivos para mujeres. Lo que estamos haciendo es exigir y exigirles responsabilidades a los que se dicen compañeros de lucha. Creemos en el cambio de conciencia, en la revolución social.
No es ayuda lo que pedimos, es claridad. Es realismo. Es transparencia. Es compañerismo. Es coherencia. Es valentía (y no, precisamente, de hombre). Es posicionamiento.

Les queremos contar que, en algunas ocasiones, hemos tenido la oportunidad de conocer grupos de hombres que se reúnen para tratar sus masculinidades, sus privilegios. Nos han explicado que ese trabajo les hace crecer y les hace darse cuenta de muchas cosas. También les hace darse cuenta de que tienen escondidos tantos sentimientos, les hace darse cuenta lo bonito que es sacarlos, les hace darse cuenta lo oprimidos que les tiene también el patriarcado. Una opresión distinta a la que ejerce sobre la mujer, eso lo tienen y lo tenemos claro. Como diferente es la opresión capitalista sobre Europa que sobre América. Como diferente es la opresión sobre las distintas clases sociales. Como diferente es la opresión a un afroamericano que a un blanco americano.

Y como constructivo pretende ser este texto, no queríamos lanzar esta bronca sin aportar algunas herramientas que han caído en nuestras manos. Estas son herramientas escritas por compañeros y creemos que son de gran utilidad.

¡Abajo cualquier forma de dominación!
¡Ni Dios, Ni Amo, Ni Compañero Opresor!

salud,
las chuekas [em lahoguera.confabulando.org ]

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